Las polillas (mini robots voladores) espía

Hoy se podía leer un interesante artículo en el Periódico de Catalunya, firmado por Joan Cañete Bayle, haciéndose eco de un reportaje publicado ayer en el prestigioso diario norteamericano "The Washington Post". (Gracias Sivia)

El Departamento de Defensa de EEUU experimenta con insectos en los que introduce chips para espiar

El programa supone un paso más allá de los minirrobots voladores




Los diferentes departamentos del espionaje estadounidense trabajan en la fabricación de pequeños robots voladores, con la apariencia de un insecto, con objetivos de espionaje. Según publicó ayer The Washington Post, la Agencia de Proyectos Avanzados de Investigación de Defensa (DARPA en sus siglas en inglés) está trabajando en lo que el diario denomina una polilla cyborg: insertar chips de ordenador en la crisálida para dar lugar a insectos que puedan ser controlados a distancia.

El proyecto se llama Sistemas Microelectromecánicos de Insectos Híbridos, y su objetivo es que los nervios de los insectos crezcan en el interior del chip para así poder controlar sus movimientos.

Este año se creó la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada para el espionaje (IAPA en sus siglas en inglés), con el objetivo de nutrir de "tecnología revolucionaria" al conglomerado de organismos de espionaje estadounidenses.

En el ámbito de los robots voladores, cuanto más pequeños mejor, EEUU lleva trabajando en diferentes proyectos desde la segunda guerra mundial. Pero ha sido en la última década, después de que la ciencia haya averiguado con exactitud cómo funciona el sistema de vuelo de los insectos, cuando esta tecnología ha experimentado un impulso tanto en el ámbito de la investigación pública como en la privada. Si las polillas cyborg están aún en fase experimental, no ocurre lo mismo con los insectos espías totalmente mecánicos.

100 modelos diferentes

Según datos publicados por The Washington Post, el Departamento de Defensa cuenta con 100 modelos de robots voladores, que van desde el tamaño de un pájaro hasta el de un pequeño avión. Durante el 2006, estos aparatos volaron un total de 160.000 horas, cuatro veces más que en el 2003. El abanico de usos de los robots voladores es muy amplio: pueden seguir a sospechosos desde el aire, guiar misiles hasta sus objetivos y sobrevolar las ruinas de edificios destruidos en busca de supervivientes.
Al margen del Pentágono, en las universidades estadounidenses también se han dado avances. El Instituto de Tecnología de California y la Universidad Vanderbilt han desarrollado un microornitóptero que vuela y cabe en la palma de la mano. En Harvard, han probado con éxito un robot con alas sintéticas que aletean 120 veces por segundo. El Instituto de Tecnología de Georgia tiene en fase experimental un pequeño avión que convierte gasolina en gas caliente que mueve cuatro alas.

El artículo de The Washington Post cita a participantes en manifestaciones contra la guerra que afirman haber visto extraños insectos que los observaban. El Departamento de Defensa no habla de estos experimentos, pero otros científicos citados por el diario dudan de que se haya arriesgado esta preciada teconología poniéndola al alcance de la mano de manifestantes. Y es que el tamaño es a la vez la virtud y el defecto de estos robots, ya que si por un lado les ayuda a camuflarse, por el otro nada impide que un pájaro los tome por lo que parecen: insectos.

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