Crónicas coreanas del Robot Bioloid Chikilicuatre (I)

Soy Bioloid Chiquilicuatre y estoy avergonzado, soy el primer robot en la historia de la gran Europa que viaja con la misión de representarla. El peso es enorme No ha sido casualidad mi elección para representar a este viejo continente. Pero amigos, no hay misericordia, viajo en un maletín desconectado, o eso creen ellos, desconectado, por favor, si piensan que van a poder con nosotros por el simple hecho de de extraerme una miserable batería…



Me habían advertido de los controles que los humanos utilizan para la navegación aérea, pero verlo para creerlo, es escandaloso y primitivo. Tuve que sacarme los cuatro tornillos de la cadera, dejando al descubierto lo más sagrado, la pila de silicio enriquecido que Toni el amo accedió a recolocarme, es la viagra para humanoides, esto lo saben hasta los guardas de seguridad, perdí un poco de aceite, allí al descubierto ante la mofa general, pero nunca se sabe ante un viaje así, con tantas Ro-Boticas danzando a mi alrededor.

La serie BIOLOID Comprehensive en su origen había sido diseñada como maqueta base. No teníamos una finalidad específica, con pequeñas variaciones un Upgrade puede ayudar a un anciano a pasar un semáforo o servir de dictáfono en una conferencia de las Naciones Unidas. Somos una serie híbrida con 18 servomotores, con control de fuerza, temperatura y de ahí que la mayoría de hermanos estén trabajando en estos momentos en áreas dispersas y poco definidas, pero nunca jamás ninguno ha sido reprogramado para participar en un lamentable espectáculo hortera, en Corea ante los ojos de todo el mundo danzando con las bragas en la mano. Uno, dos, tres, cuatro, el chiqui chiqui se baila así…, no voy a poder, ya me resbalé en el programa de Buenafuente y no fue porque el tablero estuviera húmedo, eso piensan ellos, no, sencillamente es falta de confianza, no puede ser que un ingenio de la serie 20 acabe dando saltitos, por favor…




Toni el amo percibe mi malestar. Ha querido que viajara junto al equipo. No hubiese soportado ir en la bodega. Ahora estoy sentado junto a la ventanilla 14C, estamos atravesando el delta del Ebro. Si vamos a Corea que hacemos viajando al sur, ya está bien de incompetentes, podría llevar este avión con la punta de la microantena escondida bajo el felpudo friqui de Rodolfo Chiquilicuatre. Por cierto no es mal tío, él también está algo alterado, nos miramos la otra noche en el plató televisivo y conectamos. Somos dos pringados al servicio de los Grandes Intereses que se mueven. Somos un producto empaquetado, él humano, yo robot, él con dos hijos y yo aún sin descendencia.

Creo que está dándole vuelta a una idea que me atrae. Salir juntos al escenario, de la mano. Como dos compinches sujetos por la estupidez. De la mano como si llevara a uno de sus hijos al parque. Me cae bien este gilipollas, hay humanos que aún valen la pena. Rodolfo por ti lo voy a hacer, Toni estará satisfecho, vamos a darle a los chinos una lección, bueno a los chinos, a los coreanos, a los yanquis, vamos a romper moldes, las dos razas vibrando en el escenario, uno, dos tres, cuatro, te quiero chiquilicuatre, te adoro Rodolfo, Gracias Toni. Viva la Vía Láctea.
Con las bragas en la mano, uno, dos, tres, cuatro.

El comandante ha pedido conocerme, avanzo por el pasillo hacia la cabina de vuelo. Los pasajeros aplauden, al final este viaje podrá unirnos un poco más, no somos máquinas, tenemos sentimientos y somos agradecidos, me voy a dejar las chapas en el escenario bajo el cielo plomizo coreano.

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