Los robots educativos son un buen compañero de juego para los niños, no solo en el ámbito escolar, también, en el hogar. Los robots se adaptan a las diferentes etapas evolutivas de los pequeños y permiten realizar actividades distintas según su desarrollo cognitivo.
Primera: los robots de suelo desarrollan el sistema nervioso central
La neurociencia indica que para desarrollar habilidades de lecto-escritura, el cerebro requiere una madurez determinada en ciertas áreas. Esas zonas se trabajan con ejercicios físicos de motricidad fina, la que se hace con las manos. Los robots de suelo, como el Bee-bot®, el robot más vendido en todo el mundo, permiten que el niño o la niña desarrollen la funcionalidad de sus dedos, y manos, a través de la manipulación del robot, mejorando los movimientos de precisión, o finos, al tocar los botones para configurar las instrucciones en el robot.
Segunda: desarrollo cognitivo de conceptos abstractos
El niño aprende conceptos
visoespaciales de movimiento al tener que configurar las instrucciones del
robot para que avance, gire, retroceda. Estudios de psicomotricidad y la
experiencia docente avalan la importancia de la maduración del sistema
sensorial para conseguir el correcto desarrollo conductual del menor. Los
robots de suelo, recomendados para las edades de 2 a 6 años, suelen emitir
ruidos y estimular la capacidad auditiva de los pequeños.
Tercera: los robots crean un ambiente de juego familiar y seguro
Los robots de suelo se pueden completar con tapetes, lo que permite establecer zonas de juego bien definidas. Al delimitar un espacio por donde desplazar el robot e interactuar el niño de forma creativa, segura y adaptado al espacio real de cada vivienda. El uso de un robot educativo de suelo en el hogar, es una oportunidad para jugar e interactuar toda la familia. Los primeros años se requiere la guía de un adulto que introduzca el robot al niño y le facilite conocer el funcionamiento de todas las posibilidades del mismo, a la vez, será el adulto el que marcará la actividad y el desarrollo del juego.
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Imagen: juego de 9 tapetes de actividades para Bee-bot® con guía para docentes |
Cuarta: la adaptabilidad de los robots al niño
Los recursos didácticos
tradicionales suelen tener un único uso o función. Los niños tenían que
adaptarse a esa utilidad precisa del material didáctico. Actualmente, los
robots son adaptables a múltiples objetivos de juego o de aprendizaje que elija
el adulto. Un robot de suele está preparado para trabajar los números, las
letras, los espacios o incluso nuevas palabras con tapetes temáticos que
muestran imágenes de animales, plantas…
Los nuevos modelos de robots de
suelo tienen funciones audiovisuales y permiten grabar audio o reproducirlo. Estas
funciones facilitan, todavía más, la adaptación a los niños que tienen otras
capacidades cognitivas y utilizan el sentido del oído para memorizar mejor. La
opción de grabar la propia voz y escucharla es una forma lúdica de construir
escucha activa y el desarrollo fonológico del menor. Escuchar nuestra propia voz
condiciona la percepción de nosotros mismos y afecta nuestra personalidad,
según estudios científicos de musicoterapia.
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de los 6 años
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